Hay algo que rescato profundamente con respecto a mi crianza y es la capacidad que me inculco mi madre para nunca creer que no puedo hacer algo, me enseñó desde siempre a nunca ser victima, nunca ser un pobrecito y a nunca compadecer. Vivir la vida pensando que lo que me sucede hoy es culpa de mi pasado infeliz o mi presente aun mas infeliz es solo evadir, la evasión de los problemas o retos en la vida trae por consecuencia crisis existenciales, que en estas personas se acentúan aun mas por que se sumen en un abismo del cual esperan que los rescaten, llamar la atención para que les pregunten que les sucede y ahí victimizarse.
Creo que mi vida tampoco nunca ha sido de completa felicidad, de hecho recuerdo mas momentos de tristeza y crisis dentro de mi familia que situaciones en las cuales se haya sentido algún momento de alegría, pero eso nunca fue motivo para no creer en mi mismo y ser quien yo quiero ser, nunca vi mi vida como para ser uno mas de los que se queja de ella y no mostrarme siempre fuerte y alegre, esto lo digo con el propósito de demostrar que una vida en la cual ha habido mas sinsabores que momentos dulces debiera formar personas mas aptas para enfrentarse a ella, no seres con miedo. No digo que nunca haya llorado en el hombro de nadie ni mucho menos,de hecho necesito mucho del apoyo de la gente que me rodea y que se preocupa por mi como mis amigos y mi familia, solo que no me gustan las personas que viven buscando compasión.
Obviamente no tengo derecho para criticar el modo de vida de cada uno, porque cada cual decide su forma de existir según sus intereses, pero me importa una raja porque este es mi blog y acá opino de lo que se me antoje…